Siempre hay una punta que desovillar...

Fue muy gratificante compartir el primer número de "Busco lector"

Es difícil ser simple. No hay operativo que nos indique el camino.

Juventud

Quiero volver a la adolescencia, a mis veinte años, a pensar en utopías que junto a vos, mi amigo, soñamos,
y ahora nos resultan imposibles de realizar por la mediocridad de una sociedad enferma por el dinero, por lo material. Añoro esa época donde el rock and roll, la botella de whisky, y la eterna discusión de cómo cambiar el mundo nos mantenía toda la noche, unidos en torno a una mesa, en algun café, de algún lugar de la ciudad.

¿Quién jugará la próxima ficha?

I

Promoviendo el temor

Por años escondido

Peregrinos son tus besos.

No robes ilusiones

Lujuria en las miradas

Secretos de dolor.

Sepan que la repulsión

Proviene de seres solos

Que no pueden transformar

Su angustia en alegría.

Violencia todavía

Traspasando tu alma

Entrando en la mía

Como última esperanza

Para saciar tu ansiedad

De mujer enamorada.

Cuando amaneció y la oscuridad fue desapareciendo, y el sol asomaba por el horizonte, Manuel, el jóven párroco, buscó en los cajones de su mesa de dormir el peine, se miró al espejo para alinear su cabellera y partió hacia el viejo molino. Al llegar, el jóven cura cada vez más lo abrazaba la sensación que lo perseguía desde el despertar de ese día. Se asomó por los cristales de una ventana y percibió la trampa. Con un poco de astucia y delirio trepó por las ramas de un árbol hasta llegar a la parte mas alta de la edificación, divisó una viga que utilizó de trapecio, y tras unas piruetas acrobáticas se parapetó junto a unos fardos de pasto y esperó el desenlace de la fatídica jornada.